Te invito al camino
- Alvaro Panzitta
- 17 nov 2020
- 2 Min. de lectura
Me presento muy brevemente: me llamo Álvaro Panzitta y hace mucho tiempo que me dedico a hablar de Dios, no sólo porque creo en Él, sino que lo conozco. Y como me gustaría que vos también lo conocieras, te invito a caminar conmigo este camino. ¿Te animás a conocer a Dios? Si aún estás leyendo, intuyo que tu respuesta es un sí. Quiero regalarte tres pistas para que puedas conocerlo:

Caminar con sencillez
Cuando uno se decide a caminar algo nuevo porque le dicen que está bueno va tanteando para no perderse por apurado. Eso está buenísimo. Por eso te animo a la sencillez, a recibir las propuestas de este blog con el corazón tranquilo, sin esperar grandes manifestaciones o prodigios, porque Dios es simple y lo podemos encontrar contemplando lo maravilloso de cada día. A veces nos perdemos lo extraordinario por estar sobrecargados de ruidos, información virtual y pantallas, por eso está bueno imaginarse que estamos en medio de la montaña, contemplando el paisaje. Si nunca estuviste en un lugar así, simplemente buscá una foto y mirá el horizonte de la imagen. ¿No te da paz relajarte un poco del estrés cotidiano? Aunque ahora tal vez no lo termines de entender, esa paz viene de Dios. Animarse a encontrar lo extraordinario dentro de lo cotidiano, es vivir la sencillez. Y con esa sencillez es más fácil dejarse encontrar por Dios. Antes de seguir con la próxima pista, y si querés saber más sobre este tema podés visitar https://alvaropanzitta.wixsite.com/bitacoradefe/post/la-sencillez

Caminar libremente
Ninguno de nosotros podemos caminar si nuestros pies están atados. Así mismo se nos puede dificultar el sendero cuando llevamos una mochila muy grande. Cuando nos animamos a conocer a Dios, él nos invita a aliviar la carga que traemos con nosotros que muchas veces tiene que ver con las emociones, heridas de la historia, etc. Él no sólo quiere darse a conocer sino que puede y anhela sanar todo aquello que nos pesa. Otros pesos pueden ser los prejuicios que tenemos sobre la fe, la Iglesia y sobre el mismo Dios. Ahora, imaginemos que queremos conocer a alguien. Hay quienes nos hablaron bien y otros que nos hablaron mal, pero para saber a fondo cómo es esa persona, tenemos que hacer nuestra propia experiencia. Por eso la segunda pista es bajar un poco las barreras, descargar la mochila, y animarnos a decirle "Dios, si existís quiero conocerte".
Nos espera una promesa

Cuando empezamos a caminar la fe, solemos traer muchas frustraciones en nuestra mochila: peleas en casa, proyectos que no salieron, amores que no fueron. No siempre se nos cuenta que Dios puede transformar todo eso para mejor, y que tiene una Promesa de vida para nosotros. Una promesa de paz en la familia, una promesa de un proyecto que nos haga feliz, de un amor posible. Por eso, la tercer pista es saber que durante el camino y al final del mismo, hay enormes regalos de Dios para nosotros. Te lo digo con mi testimonio: es posible vivir bien, ser feliz.
Ahora sí...
Vuelvo a preguntarte ¿Te animás a conocer a Dios? Si es así vamos, adelante. Te invito a suscribirte al blog para que juntos podamos seguir descubriendo este camino.
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