¿Magos modernos?
- Alvaro Panzitta
- 16 nov 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 mar 2022

Escuchar al que piensa distinto.
Esta charla se dio en un contexto de mesa familiar ampliada. Mi corazón estaba puesto en la encíclica Fratelli Tutti, donde Francisco nos invitaba a escucharnos entre todos, envainar la espada y dialogar sin perder la identidad propia. Al no estar en la misma ronda decidí no intervenir, pero de lejos escuché que hablaban de un grupo de personas que "le preguntaban al universo" determinadas cosas a pedido de sus clientes y estos últimos actuaban dependiendo de sus respuestas. A veces parecían acertar, como cuando tuvieron buscaban agua subterránea en un campo seco y dieron con el afluente. Y otras veces era mucho más subjetivo, como cuando las empresas los contrataban para saber por qué no estaban funcionando y ellos les decían a que empleados convenía despedir porque estaban generando problemas.
La tentación.
Volví a mi casa con "gusto a mágico", esa sensación que nos dejan algunas propuestas o conversaciones tentadoras que tarde o temprano descubrimos que no vienen de Dios. ¿Cuál era la tentación en este caso? Parecía que el enemigo me susurraba "si no contradice la fe qué problema te hacés" y también "hay que ser hermano de todos" (en relación a Fratelli Tutti). Pero es una regla de discernimiento, que el Enemigo juega con medias verdades.
Discernir lo que viene de Dios.
Por un lado, quiero aclarar que en su última encíclica Francisco no nos está invitando a abrirle las puertas al desorden del mundo. Sólo nos propone no matarnos por pensar distinto, entre otras cosas. Por eso recomiendo leerla antes de escuchar a opinólogos hablar del tema. Amén a esto podemos agregar:
Dios no es mágico. Cuando comencé a discernir, la fe fue volviendo a mi interior, mientras la sensación mágica se iba yendo. ¿A quién le estaban preguntando estos hombres las "verdades del universo"? A Dios seguro que no; y por otra parte el universo no es un ser pensante. Si no le estaban preguntando a Dios, pero obtenían respuestas, o eran científicos jugando con la ignorancia del prójimo o le estaban preguntando al Enemigo, aunque suene dramático. El Catecismo viene en nuestra ayuda cuando nos dice "Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto (...) Todas las formas de adivinación deben rechazarse (...) encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios (...) Todas las prácticas de magia o de hechicería (...) son gravemente contrarias a la virtud de la religión (...)" (Cf. CCE 2115-2117).
Dios no es un facilista. Dios trabajó incansablemente al crear el mundo. Él nos ayuda con su providencia, en respuesta a nuestro propio esfuerzo (por ej. cavar un pozo para buscar agua); pero no quiere darnos las soluciones "de arriba" porque sabe que eso no nos hace bien, no nos hace crecer. ¿Qué hijo madura sanamente si los padres le resuelven todo? La Palabra viene en nuestra ayuda cuando nos dice "En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan. En cuanto a ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien" (2 Tes. 3, 10-13)
Dios se hizo Hombre. Durante el rato que el "gusto a mágico" permaneció en mi interior, sentí cada vez más lejano el vínculo con Dios. Descubrí con pesar que si los hombres pudiéramos manejar las energías del mundo a nuestro gusto, pasaríamos a sentirnos superiores (casi dioses) e iríamos perdiendo el sentido de encontrarnos con un Dios que nos habla del amor, que se hizo Hombre, que murió en una cruz para salvarnos. Porque Él no vino a hablarnos de "super poderes" sino del Padre, de la entrega cotidiana al hermano necesitado y el horizonte de la vida eterna. La Palabra nos ilumina en Gn. 2, 17, cuando Dios dice a Adán y Eva que no coman del árbol del conocimiento del bien y del mal porque morirán. Comer de este "árbol" simboliza decidir qué es bueno y qué es malo sin consultar a Dios. Es el Tentador -representado en una serpiente- quién les insistirá en comer de este fruto apetitoso, para ser "como dioses". El pecado original, la tentación de ser como dioses, sigue hasta nuestros tiempos cuando nos involucramos en estas nuevas formas de creernos super poderosos.
Pero el primer mandamiento no es descubrir poderes ocultos en el universo, sino amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como uno mismo (de eso habla también Fratelli Tutti).
Conclusión.
No sólo pude liberarme de ese "gusto a mágico" y volver a Dios, sino que reafirmé en la oración mi anhelo de anunciar el bien y denunciar el mal. No podemos ir por el mundo transando con nuevas tendencias "mágicas", que buscan solucionarnos la vida a cambio de olvidarnos de Dios y de nuestra propia humanidad. Creo que los cristianos tenemos cada vez más necesidad de formarnos en nuestra fe, leer los documentos de la Iglesia, y saber que nos enfrentamos a las modas del Enemigo.
Es un desafío vivir en estos tiempos donde la mesa familiar pasó a ser politeísta y nos hace sentir menos por no creer en sus nuevas (viejas) costumbres. Pero si queremos volver a encontrarnos todos en la Mesa del Reino, tenemos que saber decir que no y enseñar qué es lo que Dios soñó para nosotros.
Que así sea a mayor gloria de Dios.
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