top of page

Juzgar o no juzgar


En las últimas cartas decíamos que el lema “no me juzgués” no sólo se está empleando en su contexto lógico, sino que se está utilizando para escudar faltas de amor.

Sin embargo, juzgar la falta de amor no es lo mismo que juzgar a la persona. Porque la falta es objetiva: matar, robar, inducir a alguien a consumir algo insano, abusar de la autoridad, etc. Podemos decir que lo que se juzga es el acto.

Ahora, cuando hablamos de alguien –o de nosotros mismos– que cometió esa falta de amor, además de que la cosa sea mala en sí misma, entran en juego el conocimiento y la libertad de quien hizo aquello.

Cuanto más ignoramos que es una falta de amor o cuánta menos libertad tengamos al hacerlo, menos será la gravedad del pecado personal. Recordemos que falta de amor y pecado son la misma cosa. Aunque esto no quita la libertad del hecho.

Tampoco significa que para justificarnos debamos ignorar la verdad de las cosas, porque la indiferencia a lo que le hace mal al otro o nos hace mal a nosotros o lo que falta al Amor de Dios, también es pecado.

En otra carta poníamos como ejemplo a quien busca llegar de un punto a otro de la ciudad y se toma el transporte que lo lleva. Nadie buscaría ignorar eso y subirse a cualquier colectivo, subte o tren para que lo lleve a donde no va. Menos si eso le hace faltar al amor hacia otro o hacia uno mismo. Por ejemplo, llegar tarde a casa y preocupar a la familia o llegar tarde al trabajo y que nos despidan.

Entonces cuando decimos “no juzgués” en realidad estamos hablando de que sólo Dios sabe el grado total de conocimiento y el grado total de libertad que tenía el otro –o nosotros– para obrar. Por eso en el plano espiritual sólo Dios puede juzgar.

Nosotros podemos juzgar el acto, pero no al que lo comete, en el sentido de condenarlo, pensando que no tiene esperanza de salvación. Porque hasta el último día de nuestras vidas podemos arrepentirnos.

Esto no quita a la justicia humana que, aunque imperfecta, busca sancionar a quienes cometen delitos. Ni tampoco tiene que alentarnos a equivocarnos. Por el contrario, buscamos tener cada vez más discernimiento sobre el bien y el mal.

Dios nos hizo libres para saber elegir. Vivir esclavos no es vida. Y muchas de nuestras faltas de libertad vienen de las heridas de nuestra historia.

Siguiendo con el ejemplo de la mujer golpeada de niña, al no sanar sus heridas emocionales, vuelve a repetir la historia.

Hoy podemos volver a preguntarnos qué heridas no nos dejan ser libres de verdad. Y si insisto en esto es porque realmente estas lesiones interiores son las que nos llevan a jugar en contra de nosotros mismos.

Dios puede sanarnos por completo. Es un proceso que puede llevar años, pero puede liberarnos de verdad. Solo tenemos que querer ser sanados y ponernos en camino.

Es en esta misma sintonía que podemos perdonar a nuestros hermanos y perdonarnos a nosotros mismos, porque comprendemos que muchas veces nos movemos por heridas, no siendo del todo libres.

Es bueno insistir en que esto no nos habilita a hacer cualquier cosa porque estamos heridos, sino que es una invitación a reconocer qué cosas hay que sanar.

Los israelitas en el desierto adoraban a los ídolos. También nosotros podemos sin darnos cuenta –o no– “adorar” a nuestras heridas cuando elegimos usarlas para lastimar y no buscamos sanarlas.

Por ejemplo: si nos golpearon de chicos entonces estamos heridos y golpeamos a otros. Pero golpear a otro es objetivamente una falta de amor. Entonces hay que empezar a dejar de hacerlo al mismo tiempo que sanamos las heridas.

Las heridas nos pueden hacer caer en faltas de amor, pero el amor puede hacernos más fuertes que las heridas y así evitarnos caer.

Si fuimos golpeados, pero elegimos no golpear por amor, es porque ese amor nos está haciendo fuertes. No es que no haya que sanar la herida, pero la decisión de amar está primando a la de faltar al amor.

Y el amor de Dios es el que sana las heridas y nos restaura como personas.

Otra manera de hacer idolatría con lo que nos hace mal es, por ejemplo, cuando una falta de amor la volvemos un rasgo de nuestra personalidad o de nuestra cultura o subcultura. Es así que a veces hay grupos que tienen dentro de sus características el ser violentos consigo mismos o con los demás.

Hoy somos invitados a pedirle a Dios que sane nuestras heridas, también las que se nos hicieron parte de nuestra personalidad.

El camino del desierto es un camino lleno de esperanza por estar acompañados por Dios, quien nos promete una manera distinta de vivir, cada vez más sana, santa y sanadora también para otros. Habrá que ir descubriendo heridas y sanándolas, sabiendo que nunca es tarde para empezar de nuevo.

Entonces podemos decir que las faltas de amor son ese embotellamiento, ese transporte que no nos lleva a destino, ese supuesto atajo que nos termina deteniendo. Por el contrario, el Amor de Dios es el Camino y también el lugar donde recargar nuestro combustible, donde reparar nuestro corazón y seguir adelante. Podemos decir también que objetivamente podemos juzgar los actos. Pero que el fondo del corazón del hombre sólo es conocido por Dios, quien tiene derecho a un Juicio determinante, y hasta el último momento nos puede salvar.

Comprendiendo lo que lleva a los demás a actuar equívocamente podemos perdonar, porque todos fuimos heridos, pero no todos tuvimos las herramientas para elegir amar. No todos conocieron a Dios en profundidad y supieron de entrada que podían ser sanados, no todos pudieron elegir libremente, ni elegir del todo bien.

Ahora que vamos buscando conocer a Dios, Sus propuestas, Su Bondad para con nosotros, ahora también nosotros vamos a ir teniendo esas herramientas para acercarnos a Él y buscar Su Misericordia que nos sana.

Agradezcamos a Dios que nos ama, nos quiere sanar y nos ayuda a reconocer las faltas de amor que tuvimos o tenemos con los demás. Su Amor y Su Perdón nos sana y nos transforma en hombres nuevos, ayudándonos a caminar siempre para mejor.

Entradas recientes

Ver todo

Kommentarer


Proudly created with Wix.com

¡Enterate de nuestras novedades!

  • Instagram
  • YouTube
580b57fcd9996e24bc43c543.png
bottom of page