3. SALIR A CONMOVERNOS
- Alvaro Panzitta
- 14 dic 2017
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 15 horas

Transcribo aquí el primer capítulo de “El cruce del Mar Rojo”. A veces me pareciera que no tiene nada que ver con lo que sigue, pero entonces recuerdo que ese es el anhelo de mi corazón: salir a la calle, conmoverme con lo que pasa y hacerme pan para la necesidad del hermano.
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Al salir a la calle podemos contemplar lo que sucede a nuestro alrededor, oír lo que comenta la gente y sentir lo que siente el otro. Podemos rezar por lo que oímos y tal vez se nos presente la oportunidad de consolar al hermano. Al viajar en el colectivo, si prestamos atención, se oye un mismo clamor: el agobio y la desesperanza están a la orden del día.
Se oye el dolor del prójimo expresado en palabras, intentando sobrevivir a un mundo que parece querer doblegarlo. Algunos soportan con paciencia, otros intentan luchar desde lo que es justo y también están los que optaron por rumbos equívocos. No todo es tristeza ni desesperanza, pero hay muchos hermanos que necesitan un abrazo, una contención, sanar las heridas de su historia.
No es lo mismo salir aprado, con los auriculares puestos, pensando en todo lo que tenemos por delante. A tener los oídos y el corazón atento a lo que le pasa al otro. Conmovernos con el otro, es una gracia que debemos pedirle a Dios cada día. Conmovernos con el joven sin trabajo que vende en el colectivo, con la abuela que va al médico, con quienes hablan de infidelidad como una costumbre más que se adhirió a la vida de tantos.
Ser cristianos hoy, es salir a conmovernos.
Como decía el papa Francisco: "Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla".
La batalla es la de las heridas que nos dejó el mundo: la soledad, la desesperanza, la falta de una identidad sólida; la falta de un rumbo, de un norte al que seguir.
Y en medio de esta batalla estamos los que fuimos heridos y fuimos curados, aún con algunas heridas que no cicatrizan. Somos médicos que también fuimos heridos. Pero ¿quién es el Médico sobre todo médico? ¿Quién es el que nos guía? ¿Cuál es nuestro norte y cuál es el camino que queremos seguir?
Jesús nos salió al encuentro. Nos curó y nos vendó. Ahora nos envía a curar a otros. Curar las heridas en Su Nombre. Sanar heridas del corazón hablando como Él habló y haciendo lo que Él hizo.
Buscamos vivir a imitación de Jesús. El testimonio de cómo sanaron nuestras heridas o cómo van sanando, es lo que nos lleva a salir a la calle a levantar al hermano. Tanto al que pide en una esquina, como al que viste de traje, pero su corazón está desahuciado.
Somos Iglesia, somos hospital de campaña.
Este libro busca ser un granito de arena más; un camino, un itinerario pastoral, una propuesta: seguir los pasos del Médico. Ir tras la huella de Jesús pisando donde Él pisó. Como hermanos menores que imitan a su Hermano Mayor. Si Jesús pasó haciendo el bien, nosotros también podemos pasar haciendo el bien. Todos somos discípulos amados de Jesús, todos podemos ser sanados y salir a sanar a los demás.
Esta propuesta, conocida como “Pan Compartido” o “El Camino del Discípulo amado”, comienza cruzando el Mar Rojo de nuestra vida para encontrarnos con Dios y con nuestra identidad más honda. Es un libro que conviene trabajar de a poco, capitulo a capitulo, haciendo oración con cada carta o “pan”.
Son bienvenidos.



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