top of page

1. PAN COMPARTIDO

Actualizado: hace 4 días

ree

Bienvenidos al primer post de la saga de “El Camino del Discípulo Amado” donde vamos a descubrir qué Dios nos soñó libres de verdad, bajo su mirada amorosa y paternal. Algunos leyeron la versión original del texto bajo el título “El cruce del Mar Rojo”. Ahora les ofrezco la versión ampliada bajo un nuevo nombre.


¿Por qué? No todos entendían el viejo mote. Algunos pensaban que yo mismo había cruzado el mar y que era una crónica o una aventura. Cuando en realidad, es una invitación que nos hace Dios a liberarnos de todas las esclavitudes que nos dejó el pecado.


La propuesta original que discerní en una oración de 2017 fue la siguiente. Que mi propia vida. Mi propio testimonio. Mi experiencia de aquellas cosas que Dios me iba mostrando, fuera por una charla de catequesis, fuera en la oración personal, fuera en un encuentro con un sacerdote, se volviera pan para compartir con otros.


Hacía tiempo que Dios me venía invitando a escribir mis crónicas personales con él y ahora, en medio de un arduo trabajo como casero de una casa de retiros espirituales, me invitaba a darme a los demás.


En ese entonces trabajaba junto a mi esposa 18hs de parado. No dábamos más. Terminamos accidentados de por vida. Sin embargo, una luz brillaba: la fe no se había apagado por nada del mundo. Agotado repartía los platos para que otros se alimentaran mientras cantaba alegremente esta canción que el Espíritu Santo me había inspirado:


Les traigo pan para compartir,

les traigo pan para compartir,

con el necesitado,

con el que es tu hermano,

les traigo pan para compartir.


Era un canto. Es decir que se podía cambiar una parte de la canción cada vez que uno quisiera. Por ej.


Les traigo Pan para liberar,

les traigo Pan para liberar,

al necesitado, al que es tu hermano,

les traigo Pan para liberar.


Claramente yo estaba sirviendo mesas, pero había un anhelo de llevar a Jesús Pan (como le dice mi hijita) a los demás.


Una vez, mucho tiempo atrás, le había preguntado a Jesús cuánto me amaba. Él me había respondido con una sensación extraordinaria: como si todo yo fuera pan, como si acabara de comulgar. Algo inexplicable. Podía darme a los demás para que se alimentaran. No como Cristo, claro está, pero sí como misionero.

Podía hacer que mi vida fuera triturada en el discernimiento para que se volviera como harina, y esa harina fuera horneada en la oración para hacerse “pan”. Así nació la espiritualidad de Pan Compartido que derivó en el itinerario “El Camino del Discípulo Amado”.


Cuyos libros se pueden adquirir en nuestras redes

Comentarios


Proudly created with Wix.com

¡Enterate de nuestras novedades!

580b57fcd9996e24bc43c543.png
  • Instagram
  • YouTube
bottom of page