En la carta anterior decíamos que muchas veces permanecemos aferrados a esclavitudes físicas o emocionales y, por lo costoso que es admitirlas y salir de ellas, elegimos seguir así, bajo el lema “no me juzgués”. Así permanecemos en una falta de amor hacia nosotros. Las faltas de amor son opciones que tomamos, que nos alejan de Dios, que nos lastiman y que lastiman también a otros. Tal vez pensemos que no somos del todo libres para elegir, porque nos pesa el yugo que nos vuelv